El pueblo de Cuba ya no aguanta más la opresión del régimen comunista de la isla. Haciendo eco a las marchas que han organizado las extremas izquierdas en países democráticos como el nuestro, los ciudadanos cubanos salieron a las calles a manifestarse contra la opresión, el hambre y la miseria que han tenido que sufrir por más de 60 años en las garras del comunismo. La diferencia es que allá sí hay opresión; las extremas izquierdas marchan para desestabilizar democracias.
Nunca se imaginaron los organizadores de los paros y las marchas en otros sitios del continente y que tienen un claro propósito político y de promoción de mensajes y de ideologías de extrema izquierda, que en Cuba, país que ha sido el faro de su ideología en el continente, se producirían ese mismo tipo de movimientos, pero para protestar contra la opresión y el comunismo. Les salió el tiro por la culata.
El sufrido pueblo cubano, que ha visto en medios de comunicación que en otros países se han llevado a cabo este tipo de manifestaciones con el propósito de desestabilizar a los gobiernos de turno, decidió hacer lo mismo en Cuba, país en el que tradicionalmente las manifestaciones populares han estado rigurosamente prohibidas, so pena de ir a parar en una cárcel del régimen por décadas.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, publicó un mensaje en el que describe con excepcional claridad la situación de la isla. Menciona calificativos como dictadura, Estado totalitario y fracasado e incapaz, parásito de la antigua Unión Soviética y de Venezuela. Dice Almagro que es imprescindible que esa dictadura, culpable de miles de ejecuciones, caiga. Nunca se ha permitido a los ciudadanos cubanos pensar ni elegir libremente. Esta es una dictadura contaminante, como lo son todas.
Lamentablemente, las Fuerzas Militares cubanas están totalmente permeadas por esa maldita ideología comunista, y probablemente defiendan al régimen a costa del asesinato de un amplio sector de la población. La represión callejera ya se comenzó a ver en Cuba. El número de muertos, heridos y detenidos de manera arbitraria es inmenso. Obviamente, allá no veremos llegar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ni a las ONG internacionales que acaban de venir a Colombia a acusar de violador al gobierno de Iván Duque y a la Policía Nacional, que en cambio, lleva semanas aguantando palo a manos de la primera, la segunda y la tercera línea.
Ojalá la declaración de Almagro sirva para que se despierten en el continente sentimientos de solidaridad para con el sufrido pueblo cubano y se exija el cese de las verdaderas violaciones a los derechos humanos que se presentan allá.
Muchos cubanos que viven en Florida y en otros estados de Estados Unidos ya han amenazado con regresar a la isla, así sea en balsas como las que usaron para salir, pero con todas las armas que puedan llevar, para evitar que el régimen arrebate la vida a los jóvenes cubanos que han salido a protestar a las calles.
Es un buen momento para que países como Colombia tomen la decisión de romper relaciones diplomáticas con Cuba, a pesar de los cantos de sirena que representa la posibilidad de un diálogo con el ELN. Es el momento para que, uno por uno, comiencen a caer los gobiernos totalitarios y corruptos de la región, comenzando por el cubano, siguiendo con el venezolano, y terminando con el nicaragüense, que descaradamente ha puesto presos a todos los candidatos opositores a Daniel Ortega, al acercarse la fecha de las elecciones para la presidencia en ese país. Ortega hace lo mismo que hizo Chávez al llevar presos a los líderes de la oposición, con la diferencia de que el dictador venezolano por lo menos se inventó un montaje contra ellos; el dictador nicaragüense ni siquiera se tomó ese trabajo.
En muy buen momento para el continente llegan esas protestas de los ciudadanos de Cuba.