La llegada de Pedro Castillo a la presidencia del Perú trajo inmediatamente las consecuencias esperadas: el gabinete ministerial se llenó de comunistas y exguerrilleros y la economía comenzó su desplome.
El primer ministro, Guido Bellido, es comunista declarado y hombre de confianza de Vladimir Cerrón, que es el verdadero ideólogo de extrema izquierda y que ostentará el verdadero poder de esa nueva dictadura.
El canciller es otro comunista y exguerrillero, lideró el ELN del Perú y es defensor de las políticas dictatoriales de Maduro en Venezuela. El ministro de agricultura es asesor legal de la Federación Agraria Revolucionaria Tupac Amarú del Cusco. La ministra de la mujer también ha apoyado al Movimiento Revolucionario Tupac Amarú.
Y todos los demás se caracterizan por su falta de conocimiento en las áreas para las cuales fueron nombrados; son activistas de la extrema izquierda peruana, o colaboradores cercanos de Vladimir Cerrón.
El que más ha generado polémica, es Héctor Bejar, de 85 años, exguerrillero formado en Cuba y preso en la década de los años sesenta. Nombrado canciller por Castillo, ya anunció el distanciamiento del Perú de los países del grupo de Lima y va a estrechar lazos con Nicolás Maduro. Frente a esos polémicos nombramientos, el Gobierno de Castillo, que ha sido fuertemente criticado en sus primeros días, ha pedido tolerancia a la prensa y que le den la oportunidad de trabajar.
Realmente, los peruanos están muy preocupados. Importantes empresas multinacionales han salido o anunciado su salida del Perú. Algunos estiman en 15 billones de dólares el dinero que ha salido con destino a Estados Unidos; cerca del 40% del PIB de ese país.
La falta de experiencia y de conocimiento del Gabinete en el manejo de los asuntos importantes de cada ministerio, va a conducir al Perú a una situación muy similar a la que hoy enfrentan los venezolanos. El país se puede hundir en una dictadura y en una catástrofe financiera, en mucho menos tiempo del que le llevó al Chavismo destruir a Venezuela.
Para Colombia esta situación es muy negativa. Primero, porque los grupos violentos encontrarán en Perú otro refugio para esconderse y para preparar desde allí sus ataques a nuestro país, como lo hicieron con Ecuador en la época de Correa y como lo vienen haciendo con Venezuela desde la llegada del Socialismo del Siglo XXI.
En segundo lugar, es de esperar un éxodo de peruanos, como sucede hoy con los venezolanos, cuando el nuevo régimen de Castillo genere pobreza extrema y desabastecimiento. Además, muchos migrantes han llegado al Perú huyendo de la miseria desde Venezuela, y ahora van a buscar refugio en Colombia, con lo que nuestra crisis migratoria se volverá más compleja.
La ventaja es que ahora los colombianos tendremos un espejo en cada lado de nuestras fronteras para imaginar cómo sería nuestro reflejo si aquí se imponen regímenes comunistas como los de Venezuela y de Perú.
Las democracias en Latinoamérica no son perfectas y nuestro país no es la excepción. Siempre existirán manifestaciones de insatisfacción y de quejas. Pero la democracia en Colombia ha sido ejemplo para muchos y ha sido un símbolo de libertad. En medio de todos sus defectos, no podemos buscar la solución en un régimen totalitario. Tampoco podemos permitir que los colombianos tengan que caminar por las carreteras del continente en busca de alternativas de vida. Ni podemos permitir que tengan que escarbar en la basura para conseguir alimento, como tristemente sucede en Venezuela. Ojalá no veamos lo mismo en Perú dentro de poco.
Colombia ha sido catalogada para el comunismo como la Joya de la Corona, y el mensaje que nos han dado las primeras líneas, es muy preocupante.