Esta semana renunció a su curul en la Cámara de Representantes Álvaro Hernán Prada, investigado por la Corte Suprema de Justicia por la presunta contratación de testigos, en el mismo proceso que se adelanta al expresidente Álvaro Uribe. De esta manera, su proceso pasará, lo mismo que sucedió con el del Uribe, a la Fiscalía General.
Prada sostiene que su exjuez natural siendo congresista, que es la Corte Suprema, no ofrece garantías. Asegura que solicitó a la Corte practicar 15 pruebas que demostraban su inocencia, lo cual no fue atendido. La plenaria aprobó su renuncia por 113 votos contra 11, aunque se escucharon críticas que dicen que de esta manera se está evadiendo la justicia. Algunos congresistas dicen que con esto se pretende trasladar el caso para que lo conozca el “fiscal de bolsillo” del Gobierno.
La verdad es que todo el caso contra Prada y contra el expresidente comienza con el testimonio de Juan Guillermo Monsalve, condenado a 40 años de cárcel por secuestro extorsivo, porte ilegal de armas y concierto para delinquir. La portada de la revista semana del 11 de abril retrata a Monsalve de manera inequívoca. En un completo artículo, la revista narra los bacanales que realiza Monsalve en la cárcel y los negocios que aparentemente maneja desde allí, en los que se incluyen minas de oro, construcción de apartamentos y adquisición de fincas. En un computador y en varias tarjetas SIM de celulares, quedaron registradas las actividades de Monsalve, incluso las imágenes de sus parrandas y las evidencias de pagos aparentemente para ingresar licor y mujeres al penal.
Vale la pena recordar que Monsalve se convirtió en el testigo estrella para que la Corte Suprema ordenara la detención de Uribe, cuando el senador Iván Cepeda lo acusó por manipulación de testigos, después de que el mismo Uribe hubiera denunciado a Cepeda por el mismo cargo.
En la misma publicación se menciona a Deyanira Gómez, expareja de Monsalve, quien fue mencionada por Uribe como beneficiaria de algunas de las prebendas que habría recibido Monsalve por declarar en contra suya. Informes de inteligencia militar la vinculan con las Farc.
En ese escenario se produce la renuncia a la Cámara de Álvaro Hernán Prada. Luego de ver que Uribe recuperó su libertad al renunciar al Senado, buscando una justicia imparcial y objetiva, es fácil de entender que Prada también haya renunciado. A quienes lo critican por evitar la jurisdicción de la Corte Suprema, hay que recomendarles la lectura de la mencionada edición de la Revista Semana.
Algunos argumentan que lo que hicieron Prada y Uribe, le resta credibilidad a las instituciones de justicia en Colombia. Eso es cierto. Pero lo que hay que analizar es si esa credibilidad se perdió por esas renuncias, o por situaciones como las que publica Semana sobre el testigo estrella.
Uribe también solicitó que la Corte recibiera testimonios de otros testigos, lo cual no fue aceptado. Tampoco aceptaron que la defensa interrogara a Monsalve. El celular de Uribe estuvo interceptado ilegalmente durante mucho tiempo con autorización de la Corte. No han sido Uribe ni Prada los causantes de la pérdida de credibilidad en la Justicia.
El caso todavía no se resuelve, pero ya está en terrenos distintos de la Corte Suprema, con lo que probablemente, tendremos la oportunidad de conocer la totalidad de los testimonios. Será la Fiscalía quien determine si hay pruebas para llamar a juicio a Uribe y a Prada, y de paso, si hay más bien otros personajes que deberán responder por sus actuaciones.
Como siempre, confiamos en la transparencia de la Justicia al final del camino. Sin importar quién tenga que responder y quién haya sido el que manipuló testigos, aspiramos a que se conozca la verdad, y se produzca un fallo justo.