Por: Bernardo Henao Jaramillo
«Tiempos oscuros y difíciles nos aguardan. Pronto deberemos elegir entre lo que es correcto y lo que es fácil». Así lo expresó Albus Dumbledore, el pujantemago y director de Hogwarts en “Harry Potter y el cáliz de fuego”, y de ese talante es la época que los colombianos estamos viviendo desde el pasado 7 de agosto, momento a partir del cual, pareciera, quienes llegaron a la Casa de Nariño no tienen por finalidad, como lo ordena la Constitución, gobernar el país sino desintegrarlo. Propósito que unido a los continuos escándalos y situaciones irregulares que el gobierno protagoniza tienen inmerso al pueblo en la desesperanza.
En esa línea, la revista Semana en días pasados dio a conocer hechos de inmensa gravedad, manteniendo en reserva, al menos por el momento, su fuente. Fuente que dio a conocer que la suma de dinero hurtada a Laura Saravia en su apartamento remonta a 3000 millones de pesos y pertenece al presidente Gustavo Petro. Suceso de consecuencias impredecibles para el país.
Ante la gravedad de la noticia, el jueves 15 de junio la nación amaneció expectante a la espera de la respuesta del primer mandatario. La Casa de Nariño manifestó que se expediría un comunicado al respecto. Posteriormente, desde Alemania, el presidente, a través de su cuenta de Twitter, trinó para señalar que “Nunca en mi existencia he siquiera visto la cantidad de dinero que afirma una fuente anónima(…)” y hace la que mínimo se puede tildar de presunta presión indebida que envuelve posible amenaza a los dueños de la revista, los Gilinski.
Lo cierto, hasta donde se conoce, es que una suma de dinero no cuantificada se perdió en el apartamento de Laura Sarabia, lo que originó un claro constreñimiento sobre la niñera de su hijo, Marelbys Meza, quien fuera sometida a una prueba de polígrafo con consentimiento viciado, asunto que cada día trae más sorpresas.
Inicialmente se dijo que la niñera fue interrogada para que confesara el hurto de un maletín en la casa de Laura Sarabia. Se indicó que el maletín contenía 150 millones pesos. Después se cambió la versión para anotar que eran 7000 dólares provenientes de viáticos, lo que dejaba también conocer eventual violación al tema de reintegro de los mismos. Probablemente esto se hizo para tratar de justificar el que hubiese una gran suma de dinero en efectivo en la casa.
Luego, aparecen reveladores audios de Armando Benedetti, embajador en Venezuela, quien en ellos manifiesta, entre otras, que a la campaña de Petro entraron 15 mil millones de pesos, “esa plata se fue para el pacífico” lo que constituiría un quebrantamientoa los topes de la citada campaña.
Y estando en desarrollo esa investigación ocurre la lamentable muerte del Coronel Oscar Dávila (q.e.p.d.), vinculado al caso de la niñera, la que temprana e irresponsablemente se anunció por el abogado Miguel Ángel del Río, luego por el Presidente y el Ministro de Defensa que se trataba de un suicidio. Las circunstancias que rodean el hecho son extrañas y muy oscuras. Hasta el momento no se ha aclarado si se trató de suicidio o de asesinato, lo que correspondedeterminar a Medicina Legal, sin perjuicio de que la propia familia del coronel fallecido impulse la averiguación respectiva. Y es en este triste escenario que la Revista Semana hace la delicada denuncia pública arriba mencionada.
El fenómeno de financiación ilegal o irregular de las campañas políticas en Colombia no es novedoso ni desconocido, por el contrario, ha sido develado en múltiples ocasiones, en perjuicio de una verdadera democracia, solo que, generalmente, se conoce por voces de la oposición que no por la de personas de la misma campaña.
Habrá sin duda un enfrentamiento entre fuerzas dispares, Semana será la más débil a la vista del poder presidencial. Diversas advertencias se están haciendo con respecto a la economía en momentos en que el Grupo Gilinski acaba de conseguir el control accionario de Nutresa.
En medio de este tsunami cabe preguntarse si estamos en capacidad de investigar adecuadamente el tema que no es de tinte político, pese a tener repercusión a ese nivel, pues, indudablemente se ubica en el contexto del derecho penal.
Confiamos los colombianos en que la justicia prevalecerá y que pese a los múltiples obstáculos que se avizoran se adelantará una actuación pronta y eficaz que dejará conocer la verdad, aunque a los responsables, como hoy ocurre, se les libere para que defiendan el régimen. Otros, generarán caos para obtener beneficios.
En una crisis como la que vive hoy nuestra nación lo menos que se esperaría del primer mandatario es su regreso al país. No lo hizo. Por el contrario, en una reprochable alocución en Berlín lamentó la caída del muro de Berlín que según él perjudicó a la izquierda.Habrá coherencia con su propuesta de paz total?
Pero no le bastó con esa temeraria, imprudente y ofensiva manifestación. También pidió la creación de un fondo internacional para financiar al ELN y que este cese los secuestros y extorsiones. Esto solo puede entenderse como impulso y financiación al terrorismo yconstituye un gigantesco despropósito.
Por ahora, la renovación de la consagración de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús nos devuelva la esperanza y haga realidad la intención expresada por los jóvenes “Para que en nuestra patria el amor y la verdad se encuentren, la justicia y la paz se abracen”.
Pildorita. Importante que el próximo martes 22 de junio salgamos todos a marchar, en La Marcha de la Mayoría. Nos veremos en el Parque Nacional a partir de las 9 a.m.