Autoridades colombianas interceptaron un mensaje impreso enviado desde Cuba, en el que los cabecillas del grupo terrorista ELN manifiestan a sus compañeros en el país, varios aspectos de la situación actual de ese movimiento que vale la pena analizar.
Inicialmente, dicen que hay una fractura en esa organización, por lo cual consideran prioritario el regreso a Colombia de los jefes que se encuentran en la isla. Aseguran que el narcotráfico ha afectado a algunos de sus comandantes y que la división interna se debe principalmente a la acción del enemigo, aunque también los ha afectado la desmovilización de las Farc, pues repercutió sobre la conciencia de sus guerrilleros y disminuyó la incidencia del movimiento en la política nacional. Aseguran estar atrapados por el fallido proceso de diálogo y dicen tener que tomar una medida táctica que les permita salir de esa situación, así sea simulando un proceso de paz.
El mensaje describe la crítica situación de ese grupo terrorista, dividido en un grupo aburguesado que habita en Venezuela, y otro grupo narcotraficante que vive en Colombia. Los integrantes de la cúpula del ELN tienen órdenes de captura en el país y solicitud de extradición luego del rompimiento de conversaciones con el gobierno por el atentado contra la Escuela de Policía General Santander, en la que fallecieron 22 personas y 90 resultaron heridas. A pesar de todo, ellos todavía se aferran a una posibilidad de dialogar con el Gobierno, aunque sea por puro engaño.
Por otra parte, apenas un par de semanas después de que los medios en Colombia denunciaron acciones sistemáticas organizadas por el régimen venezolano con apoyo de Cuba para desestabilizar la región, y cuando se reveló que José Luis Ponce Caraballo, embajador de Cuba en Colombia, había sido expulsado de Estados Unidos acusado de estar haciendo labores encubiertas de inteligencia, el mismo embajador cubano manda un memorando al Gobierno de Duque en el que advierte sobre un posible atentado terrorista por parte del Frente Oriental de Guerra del ELN.
¿Qué interés puede tener el gobierno cubano, protector de los cabecillas del ELN, para denunciarlos como organizadores de un ataque terrorista?
Primero, limpiar la imagen del embajador Ponce Caraballo, tan cuestionado por sospechas de espionaje. Segundo, iniciar una campaña de terror sobre la población, que siempre utilizan los terroristas cada vez que quieren obtener un proceso de diálogo con un gobierno. Y con eso, en tercer lugar, buscan presionar al presidente para que reinicie las conversaciones con los cabecillas, las cuales, como ya vimos en su memorando, solo son un engaño.
Además, según dicen los cubanos, alertaron a los cabecillas que viven allá, quienes manifestaron no estar enterados de las amenazas para cometer actos terroristas, con lo que queda comprobada la profunda división por la que atraviesa el ELN.
Pablo Beltrán negó la veracidad del documento interceptado, el cual estaba encriptado y traía instrucciones para ser destruido luego de ser analizado, con la advertencia de que la seguridad de esa organización quedaba en manos de la disciplina de cada uno de los destinatarios del memorando.
El gobierno de Colombia, por intermedio del Comisionado de Paz Miguel Ceballos, confirmó la percepción de división en el ELN, y afirmó que mientras unos reclaman diálogos de paz desde Cuba, otros desde Venezuela amenazan con atentados terroristas. Ceballos agregó que mientras cometan secuestros y otros actos criminales, no podrá haber diálogo con ese grupo.
Frecuentemente llegan noticias sobre la presencia de cabecillas del ELN que se esconden en Venezuela y sobre la protección que Maduro le ofrece al ELN. Esperemos que el Gobierno se mantenga firme en su propósito de llevar ante la Justicia a los cabecillas del ELN que cometieron la masacre de la Escuela General Santander.