Solo quienes buscan la destrucción de Colombia pueden decir que las gestiones en Israel del presidente Iván Duque y del ministro de Defensa, Diego Molano, son “imprudentes” y “agresivas”.
Iván Duque realizó una visita oficial a Israel para reforzar los lazos diplomáticos entre los dos países, después de que la dictadura venezolana hiciera saber, de manera amenazante para sus vecinos, próximos y lejanos, que había reforzado en forma considerable su arsenal bélico con ayuda de China comunista, Rusia e Irán. Desde 2006, Caracas apoya la política nuclear de Irán.
Este último país vende a Venezuela bombas, radares, misiles y baterías antiaéreas, embarcados en barcos y aviones. Las agencias de inteligencia norteamericanas y europeas están al corriente de las peligrosas movidas de Maduro. La revista Semana ha dado recientemente algunos detalles de ese dossier ultrasensible.
El jefe de Estado de Colombia, quien se recogió ante el Muro de las Lamentaciones y el Jardín de los Olivos, reiteró, durante su entrevista con el presidente Isaac Herzog, que Israel es un Estado “amigo” y “hermano” y que en materia de seguridad ambas naciones comparten y seguirán compartiendo información estratégica y de inteligencia y que combatirán, según la prensa colombiana, las “amenazas terroristas transnacionales”. A su vez, Herzog solicitó el apoyo diplomático de Colombia “en la lucha contra el plan nuclear de Irán y el grupo terrorista Hezbolá”.
El mandatario colombiano no rechazó los términos de esa conversación pues los hechos saltan a la vista de cualquier observador: Colombia debe fortalecer sus lazos comerciales, diplomáticos y militares con las naciones democráticas en vista de las amenazas que existen contra Colombia de parte de regímenes que combaten la democracia y los valores de Occidente.
Venezuela recibe el apoyo de Irán, pero ello no es gratuito. Ese apoyo busca abrirle perspectivas de penetración a Irán en otros países del continente, sobre todo a su instrumento de agresión más pérfido, la milicia Hezbolá. Eso es así aunque los falsos ingenuos de la mamertería antipatriótica, lacayos en realidad de dictaduras criminales, quieran ocultarlo.
A su vez, Israel sabe que si Colombia cae en manos de Cuba/Venezuela, ya sea por una agresión militar o por un proceso electoral trucado, los intereses geopolíticos de Israel y de Estados Unidos en el continente serán debilitados.
Luego lo que dijo el ministro Diego Molano es un desarrollo acertado, legítimo y necesario –y no es un abuso retórico, ni una “imprudencia”, ni nada parecido–, respecto de lo que pactó en Israel su jefe inmediato, el presidente de la República de Colombia.
Horas después, ante las críticas de los intrigantes, Duque cedió y objetó la palabra “enemigo” utilizada por Molano. “Colombia no usa la palabra ‘enemigos’ para referirse a ningún país”, dijo Duque, según declaraciones de la Casa de Nariño. Y precisó que eso no significa que no haya “diferencias con algunas naciones”. Esa declaración es inobjetable.
Duque estaba en su papel al indicar que Colombia tiene relaciones diplomáticas con Irán (y no como dijo Forbes News que Irán es un “aliado diplomático” de Colombia), y al dejar intacta la caracterización de “terrorista” dado por el ministro Molano a Hezbolá.
Para nadie es un misterio que, por la naturaleza de sus ambiciones, la actitud de Irán ante Caracas no es idéntica a su postura ante Bogotá. Venezuela es un país petrolero en manos de una dictadura antioccidental que le ha abierto sus puertas a Hezbolá. Colombia es una democracia que hace parte del mundo libre y que lucha para conservar su identidad nacional.
Lo que dijo Molano al final de la reunión con el presidente Herzog, es correcto: “Aquí tenemos un enemigo común y es el caso de Irán y Hezbolá, que opera en contra de Israel, pero también apoya el régimen de Venezuela y, por lo tanto, es un esfuerzo importante de intercambio de información e inteligencia el que desarrollamos con las Fuerzas Militares y el Ministerio de Defensa en Israel”.
Lo que podría poner en peligro a Colombia es quedarse aislado, sin amigos y, sobre todo, sin aliados fuertes que defienden los mismos valores políticos de Colombia. Es lo que pone iracundos a los mamertos. Ellos quieren sabotear una política exterior acertada para ayudarle a los que quieren hacer de Colombia un satélite de dictaduras hambreadores y brutales.
Es curioso saber que los que le exigen a Duque y a Molano que se “retracten” de sus compromisos con Israel son los mismos que desencadenan oleadas de, según la jerga leninista, “violencia de masas” para debilitar al Estado y son los mismos que critican al gobierno por luchar contra el tráfico de drogas. Gustavo Petro criticó la captura del jefe del Cartel del Golfo y dijo que habría sido mejor “negociar” con alias ‘Otoniel’ que capturarlo!
Ellos no ignoran que ciertas potencias le están fabricando una tenaza a Colombia. Rusia la está armando con Cuba y Nicaragua. Espera que Daniel Ortega termine por sacar a Colombia del archipiélago de San Andrés y Providencia para que los buques de guerra rusos tengan puertos adicionales en el Mar Caribe. El diario francés Le Figaro informó antier: “Moscú dispone de un centro de escucha y de vigilancia de Nicaragua, ha modernizado el ejercito del país y entregado 50 tanques T72B1, dos helicópteros MI-17V5 y 12 sistemas antimisiles, sin olvidar aviones de caza Yak”.
No sabemos todavía qué está tramando la troika infernal –China Comunista, Rusia e Irán– para ampliar ese cerco. Con la ayuda del Grupo de Puebla, esa troika trata de reforzarlo con dos gobiernos de izquierda más –México y Perú–.
En ese vasto dispositivo también se mueve un electrón interno: el petrismo y sus marionetas. Hace tiempo ellos están moviendo cuerdas para debilitar los lazos comerciales y militares de Colombia con otros países. Petro dirige esa maniobra e hizo incluso un llamado personal en ese sentido hace unas semanas a algunos gobiernos europeos.
No se puede subvalorar el peligro que representa Hezbolá. En 18 julio de 2019, la justicia argentina afirmó que Irán ordenó el atentado del 18 de julio de 1994, en Buenos Aires, donde una bomba desintegró el edificio que albergaba las instituciones judías de Argentina. Ese día murieron 85 personas y 300 más fueron heridas. Tal matanza fue atribuida por la justicia argentina a un comando de Hezbolá. En 1992, un atentado había matado a 29 personas en la embajada de Israel en la capital de Argentina. Teherán niega desde entonces cualquier participación en esas atrocidades antisemitas. Sin embargo, en julio de 2019, Argentina incluyó a Hezbolá en su lista de organizaciones terroristas.
Por eso Duque y Molano deben ser apoyados cuando tratan de reforzar las alianzas militares de Colombia con otros países.