Para que unas elecciones puedan denominarse democráticas requieren que sean libres y transparentes, que participen todos los posibles electores que deseen hacerlo y que su voto se efectúe de conformidad con su preferencia, sin ninguna presión. La UIP, en su Declaración Universal sobre la Democracia, estableció que “el elemento clave del ejercicio de la democracia es la celebración a intervalos periódicos de elecciones libres y justas que permitan la expresión de la voluntad popular.” Escenario que a escasos 22 días de las elecciones locales parece ausente en este país, el que está viviendo en una gran zozobra. La ciudadanía pide, como lo hiciera el presidente en su campaña, garantías electorales, las que en la hora de ahora parecen esquivas.
La nación se encuentra en grave peligro. A un año y dos meses de gestión del gobierno actual hay muchos motivos de preocupación en diferentes áreas, siendo de especial relevancia el señalamientos sobre la presunta financiación ilegal de la campaña que llevó a la presidencia a Petro. Al efecto, se están adelantando investigaciones por parte del Consejo Nacional Electoral, la Corte Suprema de Justicia y la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes. Esto, desde luego, tiene en entredicho al gobierno.
Si bien la campaña del Pacto Histórico tuvo como una de sus propuestas centrales la lucha contra la corrupción al día de hoy esta campea a lo largo y ancho del territorio. El estupor del pueblo colombiano por el cumplimiento del Pacto de la Picota no cesa, la entrega al narcotráfico de toda clase de prebendas y tratamientos favorables que hacen que actualmente el país sea visto en el exterior como una narco-democracia le resulta ignominiosa y al interior, su interferencia en unas elecciones libres, al igual que la de los demás violentos, hace presagiar un fraude electoral. ¿Estamos en presencia de una narcocracia?
Se suma la agenda de la Paz Total que parece, no un llamado a la paz, sino más bien un grito de guerra. El “pagar por no matar”, la transformación de peligrosos delincuentes en gestores de paz, son apenas ejemplos de esa política, la que en vez de reconciliar al país lo martiriza y divide. Además, el absurdo de creer que se llega fortalecido a una mesa de negociación si se realizan previamente atentados criminales contra los civiles y la fuerza pública es un atropello a la sociedad que debe cesar por completo. Mucho más en el reciente llamado a las «disidencias» de Farc,el cual está viciado de nulidad.
Entonces, de cara a las elecciones se evidencia que ese panorama va a tener nocivas consecuencias, así, en los lugares donde existen y se expanden los cultivos ilícitos, fuente primaria de los grupos al margen de la ley, se ejercerá por éstos presión sobre la población e impedirán la votación libre. El propio registrador ya lo dejó saber: harán presencia las disidencias de las FARC y varias bandas criminales que, según se ha dicho, respaldan a determinados candidatos en Nariño, Cauca y Sucre, entre otros.
Además, los riesgos que se corren no son solo en esas zonas y en las apartadas. La Misión de Observación Electoral MOE, “regional Bogotá” ha dado a conocer una alerta en 160 puestos de votación al norte y occidente de esta ciudad. Allí se presentan indicativos de fraude electoral. Este sería evidente y masivo como el que ciertos sectores creen que aconteció en las pasadas elecciones.
Por otra parte, es realmente alarmante la información que dio la Registraduría, el pasado 27 de septiembre, a los registradores delegados y al registrador distrital de la suspensión de simulacros y sorteos para la conformación de las listas de jurados de votación. Estas serán publicadas el 14 de octubre dados los «problemas» e «incidencias» de la plataforma. Luego, los designados como jurados tendrán escasos 15 días para capacitarse, lo que de suyo va a repercutir en el resultado electoral.
Sabido es que en el pasado han sido los afiliados a FECODE quienes han integrado gran parte de las listas de jurados. Ahora bien, FECODE donó 500 millones de pesos a la campaña de Petro (lo ha dicho uno de sus directivos) y este donativo no aparece registrado en las cuentas de la campaña. Están, entonces, ellos claramente inhabilitados para ser jurados de votación.
Los partidos y movimientos políticos tendrán que disponer de un ejército de testigos electorales. Colombia Evidente es un movimiento que está a la vanguardia en la capacitación de los mismos.
Para rescatar lo que queda de democracia la sociedad civil, blanco de mensajes de odio del primer mandatario, está decidida a actuar. La fuerza pública ha sido diezmada. El porte de armas prohibido. En fin, se ha tratado de ponerla contra las cuerdas y la única defensa es votar a conciencia. Nuestro voto será definitivo en la batalla por la defensa de la democracia, las elecciones serán un verdadero plebiscito que definirá la gobernabilidad de Petro. Luego, masivamente debemos concurrir a las urnas, hay que votar y vigilar el voto. Seamos testigos electorales.
Taylor Swift, cantautora y estrella de country-pop indicó “No es suficiente solo querer un cambio… Debes ir y hacer el cambio a través del voto».