La popularidad de Gustavo Petro está en los niveles más bajos que se conozcan para cuando ni siquiera ha cumplido su primer año de gobierno
Ni la imaginación más fértil pudo representarse, al inicio del mandato de Gustavo Petro, los terroríficos hechos que continuamente iban a ocurrir. Atónito significa sorprendido, asombrado o desconcertado ante algo poco habitual. Y es así como.se encuentra el país, atónito ante tantos hechos escandalosos y ante las reacciones del principal responsable.
Los hechos tienen como protagonistas, por lo general, a los integrantes de la campaña presidencial de Petro. Estos personajes se comportan al mejor estilo del crimen organizado, a diferencia de los medios de comunicación y de los empresarios, ahora considerados enemigos del régimen.
La misión del periodismo es informar. Hay que destacar el valor y la determinación de la periodista Vicky Dávila en cumplimiento de la misma. Esto nos permitió conocer, entre otros graves acontecimientos, la pérdida de un maletín de la casa de Laura Sarabia, joven profesional que a sus escasos 29 años cometió toda clase de abusos. Intentaba que la niñera de su hijo, Marelbys Meza, confesara ser autora del hurto del maletín.
Las presiones no valieron. Se hicieron pruebas de polígrafo en instalaciones aledañas a la Casa de Nariño, con consentimiento viciado. A Marelbys le retuvieron ilegalmente su celular del que se cree que hicieron una copia espejo. En fin, se trató de una investigación ilegal, sin orden judicial alguna, contexto que desencadenó una “narrativa” de grandes y graves proporciones.
El contenido del maletín sigue siendo un misterio. De 150 millones de pesos que inicialmente se dijo allí se encontraban se pasó a 7000 dólares correspondientes a unos viáticos. Hoy existe la hipótesis de las “Torres” y de que se trató de una gruesa suma proveniente de Venezuela, de allí el insólito tratamiento que se dio a este caso.
El aforismo de “en peleas de comadres se conocen las verdades” viene como anillo al dedo para analizar las declaraciones de Benedetti. Es de conocimiento público la estrecha relación existente entre el hoy exembajador (o hasta el 23 de junio) y Laura, actores principales de este entramado.
¿De quién es el dinero perdido? Este primer enigma desembocó en un verdadero tsunami de revelaciones. En medio del alicoramiento y la ira por no ser recibido en el despacho presidencial después de una espera de tres horas, el todavía embajador confesó que, gracias a sus gestiones, ingresó a la campaña de Petro la suma de quince mil millones.
¿Quién donaría semejante suma? De entrada, se empezó a sospechar que tuviese un origen dudoso.
Su gestor, Benedetti, pareció invocar la tragedia de las torres gemelas de Nueva York, teniendo en cuenta el apellido de los donantes (Torres) y la muy probable implosión de las cuentas de la campaña. Pues, aunque en este país los malos muchas veces se salen con la suya, este caso de violación de los topes de una campaña es tan monumental que esperamos no se repita la decisión adoptada en el llamado proceso 8000, para rescatar al país y dar confianza en las instituciones.
La espontánea confesión de Benedetti, que ya empiezan a cuestionar pero que tiene total validez, ocasionó, para darle un nuevo aire al gobierno, la convocatoria de marchas en apoyo a las reformas propuestas, las que se realizaron el 7 de junio, con escasa y en cierta forma obligada participación.
En tal ocasión el presidente de los colombianos, repitiendo similares discursos del pasado de Chávez, Maduro, Correa, Morales, Ortega y Lula, atacó violentamente a los medios de comunicación, en particular a la revista Semana. “Semana ordena y el CTI obedece” fue la irresponsable, por decir lo menos, frase que pronunció ante una cantidad reducida de gente (se estimó en menos de 7000 personas).
De tiempo atrás se ha visto que el presidente y varios funcionarios profesan clara animadversión a los medios y a los periodistas. Y como resultado de sus palabras cargadas de odio varios de ellos han sido atacados a golpes por manifestantes fanáticos tanto en esta reciente ocasión como en febrero pasado. De sucederles algo será únicamente por la provocación y manipulación del gobernante ilegítimo mediante su odioso y muy peligroso discurso.
No es necesario extenderse en comentarios, la frase en cuestión es muy elocuente y presupone grave peligro para los medios y los periodistas. Y muy especialmente para el objeto específico del ataque, la revista Semana.
Voceros de la revista Semana han expresado públicamente que hacen responsable a Petro por lo que pueda ocurrirles. La verdad es que al presidente, con ínfulas de dictador, parece no importarle cuanto se diga al respecto. A la sociedad civil le compete rodear y defender al periodismo.
En definitiva, recordemos que en este país pasamos ya por campañas “contaminadas” que dejan mucho que pensar de la solidez de nuestra democracia, como lo fueron la de Ernesto Samper en 1994, que derivó en el proceso 8000 al ser infiltrada por el Cartel de Cali; la de Juan Manuel Santos en 2014, que tuvo a su gerente Roberto Prieto detenido. No se ha vinculado al proceso al mayor beneficiado de la corrupción de Odebrecht. Y ahora, hay miles de millones cuya procedencia no se ha determinado pero cabe la posibilidad de que provenga de Venezuela, de Maduro y el Cartel de los Soles, ya que no se reportaron en cuentas.
¿Será que en esta ocasión tendremos pronta y cumplida justicia o habrá impunidad?
Difícil responder, pero lo cierto es que el tema se torna de una gravedad inmensa más ahora cuando se conoce que ayer finalizando la tarde apareció muerto en un vehículo en Bogotá el coronel Óscar Darío Dávila, Coordinador de Protección Anticipativa de la Presidencia.
La popularidad del gobernante está en los niveles más bajos que se conozcan para cuando ni siquiera ha cumplido su primer año de gobierno. Se cree que él hará lo mismo de cuando fue sancionado siendo Alcalde de Bogotá, victimizarse, para eludir su responsabilidad. Pero la sociedad civil tendrá que actuar y no solamente observar.
Además, la desaprobación a su mandato está aumentando a un ritmo difícil de reversar, este nuevo escándalo le resta capacidad para gobernar, por lo que en un acto de grandeza debería renunciar. Aquí, así lo absuelvan, quedará condenado, igual que en el caso del proceso 8000.El fallo del pueblo será otro y una de las mayores pruebas son los audios de Benedetti.
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